Ayer fue un día perfecto.
Uno de esos días en que no necesitas nada más.
Me levanté tarde, acompañé a mi madre a hacer unas cosas y luego quedé con una amiga a comer.
Reímos, hablamos, compartimos comida, anécdotas semanales, sentimientos ocultos, fuimos de compras.
Nos desahogamos.
Nos relajamos.
Nos dimos caprichos.
Y cuando nos dimos cuenta, fue maravilloso.
No teníamos ninguna preocupación.
Todo era perfecto.
Estábamos tranquilas.
No había discusiones pendientes, ni malos rollos con nadie.
No había nada que hacer, más que disfrutar del momento. Gozar del instante en el que nos encontrábamos.
Caminamos bajo la lluvia, haciendo parar el tiempo en cada esquina.
Más tarde fui al teatro con mis amigos de siempre, y la compañía de Nacho Duato me endulzó aun más el día.
Cenamos en una terraza, resguardados por unas sombrillas para el sol que intentaban evitar que la lluvia nos mojara.
No lo consiguieron.
Terminamos empapados. Empapados, pero felices.
Fue una cena diferente.
Fue un día perfecto.
:)
domingo, 19 de octubre de 2008
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1 comentario:
hola soy lasmejorespizzasdevalencia y tú pareces interesante
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