"-No me han reconocido - comento.
Me detengo en mitad de la acera, del todo sobrecogida.
- No me han reconocido - repito.
Él se detiene a su vez; mi mano no se ha movido de su brazo.
- Es porque no la han visto nunca - me dice-. Yo la reconocería
en cualquier circunstancia. "
La elegancia del erizo.
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"Nunca creyó probable o posible que el ministro hubiera dejado la carta inmediatamente debajo de las narices de todo el mundo, a fin de impedir que una parte de ese mundo pudiera verla. Más convencido quedaba de que para ocultar aquella carta el ministro había recurrido al más amplio y sagaz expediente de no tratar de ocultarla absolutamente" (La carta robada-Edgar Allan Poe)
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