viernes, 29 de enero de 2010

The origin of love


Cuando la tierra seguía siendo plana y las nubes eran de fuego
y las montañas crecían hasta el cielo,
a veces más arriba, la gente ocupaba la tierra.
Tenían dos pares de brazos y dos pares de piernas y dos caras en una cabeza gigante.
Podían hablar y mirar alrededor mientras leían ...
Y en aquel entonces, no sabían nada acerca del amor...
Eso era antes del origen del amor... Y entonces había tres sexos.
Uno que parecía dos hombres pegados hacia arriba,
se llamaban los niños del sol...
Luego estaban los niños de la tierra, que parecían dos muchachas...
Y los niños de la luna,
que eran como una cuchara,
parte del sol, parte de la tierra, mitad hija, mitad hijo...
Pero los dioses crecieron asustados de nuestra fuerza
y Thor dijo: "voy a matarlos a todos con mi martillo como maté a los gigantes",
a lo que Zeus respondió: "No, mejor déjamelos a mi, yo usaré mi rayo como si fueran tijeras, y al igual que corté las piernas a las ballenas o como hice con los dinosaurios para transformarles en lagartos".
Entonces él lanzó unas carcajadas y dijo: "los partiré por la mitad"... Y las nubes empezaron a formar una gran tormenta de bolas de fuego...
y del cielo caían láminas brillantes como cuchillos que rasgaban a través de la carne a los niños del sol y la luna y la tierra.
Y algún dios indio cosió las heridas en forma de agujero en nuestro vientre para recordarnos el precio que pagábamos. Y Osiris y los dioses del Nilo unieron una gran tormenta para provocar un huracán que nos dispersara lejos,
una gran inundación, viento, lluvia.. para llevarnos a todos lejos unos de otros...
y si no nos comportamos como ellos quieren volverán y nos cortarán de nuevo,
y saltaremos sobre un solo pie, y veremos a través de un solo ojo.
La última vez que te vi,
estábamos partidos en dos.
Tú me mirabas, yo te miraba.
Tú tenías algo familiar, pero no podía reconocerte,
tenías toda la cara llena de sangre y yo tenía sangre en mis ojos.
Pero podía jurar por tu expresión,
que el dolor que había bajo tu alma era el mismo dolor que se escondía bajo la mía.
Es ese dolor, que corta en linea recta el corazón lo que nosotros llamamos amor.
Yo puse mis brazos alrededor tuyo,
y tus brazos me envolvían, intentando estar unidos de nuevo...
estábamos haciendo el amor.
Era una tarde oscura y fría, fueron unas horas tan largas.... Y ésta es la historia, de cómo, cuando por la mano poderosa de Jove, nos convertimos en criaturas de dos piernas... es la historia del origen del amor... Éste es el origen del amor...



lunes, 25 de enero de 2010

Puedo...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Un poco de Neruda
siempre viene bien para le corazón.